Hace unos meses atrás, cansado de esperar colectivos que no llegaban a tiempo a la parada y encima al llegar los veía atestados de gente y del subte que cada tanto tenía algún inconveniente y se cancelaban formaciones o se demoraban, tal como ocurría y más a menudo con el tren, decidí comprar una moto. Es una dentro de todo económica, ideal para ida y vuelta al centro de la ciudad sin tener tanto temor a que algún "trabajador de la calle" intente hacérsela suya. Realmente es una experiencia fascinante no tener que andar lidiando con el transporte público y varios de sus usuarios. Superé dolores de espalda y cuello que comúnmente tenía, seguramente producto del estresante viaje de ida y vuelta, hacia el trabajo y hacia mi casa respectivamente. Esos viajes tortuosos pasaron a ser paseos "de placer", una hora diaria que me ayuda a despejarme, llegar contento al trabajo y liberar mi mente luego de un día de rutina para finalmente llegar más alegre a casa.
Seguramente te preguntarás por qué escribí "de placer" entre comillas. El problema es que si bien, tal como escribí en el párrafo anterior, ahora tomo los viajes como paseos, surgieron otros problemillas, como ser el temor a la posibilidad de accidentarme en la calle por culpa de inconscientes que no tienen respeto por nadie, personas que ponen su reloj ante la vida de los demás y hasta la de ellos mismos. Obviamente que como peatón también tenía esa posibilidad, la diferencia es que el peatón va a muy poca velocidad y comúnmente no transita cerca de los vehículos, en cambio con la moto formás parte del tránsito.
Aproximadamente al mes que comencé a conducir, me encontré inmerso en un embotellamiento, en ese momento descubrí que es una de las peores situaciones para quienes viajamos en moto. Los automovilistas, cansados de avanzar lentamente debido a la gran cantidad de autos, taxis y colectivos, realizan movimientos bruscos y repentinos en búsqueda de algún hueco que les permita avanzar aunque sea unos pocos metros. Este tipo de comportamiento de los conductores, me llevó a tener mi primer accidente en moto; un conductor, cansado de no poder avanzar, decidió repentinamente doblar en la intersección sobre la cual se encontraba, girando bruscamente a la izquierda y sin mirar por el espejo, lamentablemente yo circulaba por el carril izquierdo y sin tiempo de poder reaccionar, terminé chocando con el auto y cayendo al piso por detrás del mismo.
Luego, hace tan sólo unos días, circulando en el carril ubicado a la derecha del de ciclistas, fui encerrado por un colectivero que circulaba con su vehículo de gran porte a la derecha del carril que yo ocupaba, quien, sin importarle nada, dobló a la izquierda en la intersección. Por suerte esta vez fui más precavido y doblé junto con él. Obviamente le dije de todo, menos lindo, pero el conductor decía que si no me corría me iba a pisar y que él tenía paso porque había puesto la luz de giro. Realmente este tipo de personas no deberían tener registro de conducir y menos llevar pasajeros!!
A continuación veamos algunos números: Muertos en Argentina durante 2010
También te dejo algunas consideraciones a fin de evitar accidentes: Click aquí
La humildad ante todo: Encuesta sobre autovaloración de conductores y Agresividad al volante
Importante: Distancias de frenado:
No hace falta estar haciendo cálculos con una calculadora científica en la mano para saber si estamos muy cerca del vehículo que nos precede. Tan sólo hay que tener en mente que se debe tener un tiempo de al menos 2 segundos entre el vehículo que uno conduce y el que se encuentra delante; en caso de circular por vías mojadas, este tiempo se deberá duplicar, es decir, debe ser de 4 segundos.
La fórmula mágica es observar algún punto de referencia, cuando éste queda a la altura del paragolpes trasero del vehículo que nos precede, se debe contar 2 segundos (como dije, con la calzada seca, sino se debe duplicar), lo mejor es decir de forma tranquila la siguiente frase: "mil novecientos cuarenta y uno, mil novecientos cuarenta y dos". Al terminar la frase, el punto de referencia debe llegar al paragolpes delantero del vehículo que conducimos, o mejor aún, que no haya llegado. En caso de que pasemos el punto de referencia antes de haber terminado la frase, significa que se está demasiado cerca del vehículo que está delante; esto significa que si dicho vehículo tiene algún desperfecto y debe frenar de golpe, no se llegará a frenar y el desenlace de la historia será que sufriremos un accidente, provocando daños a nosotros mismos y a los demás.
